De polilla a código: la curiosa historia del primer ‘bug’ informático.

¿Alguna vez te has preguntado por qué le llamamos bug un error de programación? La historia es de lo más curiosa y se remonta a los primeros días de la informática, cuando las computadoras eran monstruos electromecánicos. No, no tiene que ver con la tecnología de la época, sino con un insecto real. ¡Así como lo oyes!

La era de las primeras computadoras

Nos situamos en un caluroso 9 de septiembre de 1947, en el Laboratorio de Computación de la Universidad de Harvard. Un equipo de ingenieros y científicos trabajaba con la Mark II Aiken Relay Calculator, una de las primeras computadoras electromecánicas a gran escala. Era una máquina colosal, del tamaño de una habitación, que funcionaba con miles de relés ruidosos.

La caza del “bicho”

De repente, la enorme computadora se detuvo. Los operarios, entre ellos Grace Hopper, una de las pioneras de la informática, comenzaron a investigar el problema. Abriendo los paneles de la máquina, notaron un relé que no se activaba. Con una linterna, buscaron la causa y la encontraron. Atascada en un relé de la máquina, estaba una polilla.

El nacimiento de un término icónico

Grace Hopper extrajo cuidadosamente la polilla muerta. Luego, la pegó en el diario de operaciones de la computadora y, con su característico sentido del humor, escribió a mano: “First actual case of bug being found” (Primer caso real de bug encontrado). Este famoso “bicho” es el motivo por el cual los errores de programación se conocen como bugs.

Un “bug” antes de la informática

Aunque la polilla de Grace Hopper consolidó el término, la palabra bug ya existía en la jerga técnica. El inventor Thomas Edison, por ejemplo, usó el término en sus notas de 1878 para describir fallos o problemas en sus inventos. Se refería a pequeños problemas imprevistos en circuitos mecánicos o eléctricos.

De “bug” a “debug”

El incidente con la polilla no solo popularizó la palabra bug, sino que también dio origen a un término crucial en la programación: “debugging”. Esta palabra, que significa “quitar el bicho”, se convirtió en el acto de encontrar y corregir errores en el código. Desde una polilla real hasta una línea de código defectuosa, el término ha evolucionado.

Un legado inesperado

La historia de esta pequeña polilla nos recuerda que el debugging comenzó como una tarea muy literal: encontrar un problema físico para que una máquina volviera a funcionar. Hoy, los programadores no buscan insectos, sino que navegan a través de millones de líneas de código para resolver problemas lógicos y de diseño. Es fascinante cómo un evento tan peculiar dio origen a una de las actividades más importantes y recurrentes en el mundo de la programación moderna.

Osiel Hernández Rodríguez
osielhdez597@gmail.com

Propietario de Kodyto y desarrollador web con experiencia en WordPress. Desde muy joven se ha sentido atraído por la programación y todo lo que se puede lograr gracias a ella. Actualmente se mantiene estudiando todo aquello que le pueda resultar útil en este campo y ofreciendo soluciones a problemas comunes en el ámbito tecnológico.

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